El boom de la inteligencia artificial llega a cada rincón

31 de deciembre, 2023

La IA para crear contenidos cambia la forma de estudiar y de trabajar, pero necesita una regulación para no convertirse en un arma peligrosa.

La primera vez que se unieron las palabras *inteligencia* y *artificial* fue en los 50 y si bien desde entonces se ha avanzado muchísimo, el verdadero boom ha llegado ahora. 2023 ha sido el año de la IA cotidiana, que arrastra aún múltiples desafíos: protección de menores, privacidad, desinformación o sesgos.

Aunque lleva años en asistentes de voz, en el monitoreo de redes sociales, en los sistemas de navegación o en los servicios de atención al cliente, la auténtica revolución de esta tecnología ha llegado con los modelos de inteligencia artificial (IA) generativa, sobre todo ChatGPT, capaces de “conversar” y crear textos, fotografías, vídeos o música a partir de miles de datos existentes.

“A pesar de la intensa presencia de la IA en nuestras vidas —casi la pregunta debería ser dónde no está presente—, es verdad que ChatGPT ha traído la inteligencia artificial a los titulares de los medios y del discurso público”, señala Nuria Oliver, cofundadora y directora científica de Ellis Alicante, centrada en la investigación de la IA ética, responsable y para el bien social.

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La IA para sobrevivir

“La IA tiene un inmenso potencial para ayudarnos a abordar los grandes desafíos del siglo XXI (…). De hecho, sabemos que necesitamos IA para sobrevivir como especie”, subraya Nuria Oliver, pero al mismo tiempo no está exenta de limitaciones y plantea retos éticos que hay que abordar para asegurar un impacto realmente positivo.

Entre los desafíos, además de la privacidad o ciberseguridad, están los “deepfakes” que sirven para propagar noticias falsas y como pornovenganza, los sesgos o estereotipos algorítmicos, la falta de diversidad en los equipos que inventan los sistemas de IA -según la Unesco, solo el 12 % de las investigadoras en este campo son mujeres- o la huella de carbono que genera.

2023 no solo ha sido el año de ChatGPT —elegido por la revista Nature como uno de los personajes científicos (no humano) del año—, Bard, Gemini (también de Google) o Bing (Microsoft). ESMFold, un sistema de IA implementado por Meta, logró predecir la estructura de más de 740 millones de proteínas.

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