Expertas sitúan el eje transversal de la diversidad como clave evolutiva de la propia IA
El impacto que la inteligencia artificial está provocando en la sociedad es innegable. El riesgo de encasillar el desarrollo de esta tecnología en el ámbito exclusivamente industrial o productivo atenaza la gran amalgama de oportunidades que genera o está generando en el día a día, pero para que ese cambio cale en una sociedad de bienestar resulta imprescindible que los sistemas diseñados no beban exclusivamente de las fuentes de datos.
Esta base es la que abordaron las expertas Nuria Oliver, Irene Barrera y Patricia Sanz en la segunda mesa del III Forum Europeo de Inteligencia Artificial, organizado por Encuentros Now, Fundación Ellis Alicante, Información y Prensa Ibérica junto a diferentes patrocinadores y colaboradores y que se celebra este martes en el auditorio Adda de Alicante.
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De la operativa y las aportaciones
En cualquier caso, las conclusiones formaron parte de tres exposiciones muy ricas porque visibilizaron el trabajo que las tres entidades aportan al campo de la inteligencia artificial. Así la primera en intervenir fue Nuria Oliver, una de las promotoras de este encuentro europeo. Oliver resumió las líneas de investigación de Ellis Alicante y, sobre todo, destacó el peligro de no incluir en los algoritmos la diversidad. Para la científica, este elemento es un corrector imprescindible y especialmente en tres ámbitos: los sesgos de género, los de opinión y los de género.
“La falta de diversidad genera las denominadas cámaras de resonancia y las burbujas filtro”, en referencia a las recomendaciones que nos hacen las plataformas de cosas que nos gustan y que, por lo tanto, dejan fuera, de las que discrepamos. “Refuerzan nuestros intereses”, pero advirtió también “conllevan a la polarización”.