Los filtros de belleza hacen que las mujeres sean percibidas como menos inteligentes que los hombres, según un estudio

28 de noviembre, 2024

Una investigación realizada en España explora el impacto de los sesgos de género en los embellecedores digitales

Cerca del 90% de las mujeres de entre 18 y 30 años aseguran utilizar filtros de belleza antes de publicar fotos suyas en las redes sociales. Aplican esos retoques digitales para parecer más atractivas. Sin embargo, esa tendencia puede influir no solo en su percepción física, sino también intelectual.

Un nuevo estudio “a gran escala” elaborado en España ha detectado que la aplicación de filtros fotográficos entre ellas hace que a los hombres les parezcan menos inteligentes. Por el contrario, los hombres son considerados constantemente más listos que las mujeres, una percepción que se acentúa tras el uso de esos filtros de embellecimiento.

Los investigadores de Ellis Alicante, una fundación que estudia el impacto de tecnologías como la inteligencia artificial, pidieron a 2.748 personas de entre 18 y 88 años –mitad hombres y mitad mujeres– que evaluaran con un “juicio rápido” cientos de imágenes de personas antes y después de ser modificadas mediante esos filtros.

En un 96,1% de los casos describieron los ‘selfies’ retocados como más atractivos y jóvenes y, en general, consideraron que mostraban a personas más inteligentes y dignas de confianza. No obstante, los hombres eran percibidos como menos felices y sociables que las mujeres tras la aplicación del filtro, especialmente a ojos de las mujeres.

Sesgo de género

Los autores de la investigación denuncian que el prejuicio sexista según el cual las mujeres guapas son estúpidas prevalece por encima del efecto intelectual que pueden aportar los filtros de belleza. “Los resultados relativos a la inteligencia percibida sugieren que existe un sesgo de género más fuerte que el ‘efecto halo de atractivo’ y subraya actitudes culturales y estereotipos más profundos en torno a los roles y expectativas de género”, explican en una publicación en la prestigiosa revista científica británica ‘Royal Society Open Science’.

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