La Inteligencia Artificial mejora la vida de las personas.
La IA está en todas partes.
Forma parte de nuestro entorno y es habitual en nuestras rutinas diarias.
Gracias a su gran capacidad para aprender a partir de datos, permite reconocer y predecir patrones y optimizar tareas. Es parte del proceso de la toma de decisiones, tanto en los ámbitos públicos como privados. Está transformando todos los sectores productivos y, por ello, se encuentra en el corazón de la Cuarta Revolución Industrial. De ahí que las grandes potencias mundiales apuesten por invertir en la IA, siendo conscientes de que el liderazgo de ésta ha de abanderarse no solo desde los ámbitos tecnológico y económico, sino también teniendo en cuenta su impacto social, ético, legal y regulatorio.
Entidades públicas y privadas han de formar parte de esta revolución, invertir en su investigación y liderar el futuro.